El ambiente donde se mueve y vive el animal no es solamente un bosque, una charca, un desierto; es el universo entero. Ha sido necesaria la misma inmensidad para producir, en mucho tiempo, un perro errante y las pulgas que él tiene. ¿Cómo se puede descubrir el infinito que está detrás de cada criatura? Cada ser viviente no es solamente un pedacito de la evolución, sino que también es la respuesta a una planificación que se va realizando. Darwin, hablaba de “tierra animal”, él había constatado que lo gusanos mueven la tierra y la transforman hasta dos o tres metros de profundidad, hasta dos o tres toneladas por hectárea de campo.

Arriba de los viejos árboles detrás de mi iglesia San Giovanni dei Fiorentini, las pequeñas hojas que se obstinan a renacer cada primavera, indican la persistencia universal a vivir. Todos los años se descubren de 4 a 5 nuevas especies de pájaros y nuevos comportamientos se aprecian entre las especies ya conocidas.

“Se piensa en el cosmos, porque yo pienso”, esto es lo que afirma la filosofía americana. Ilya Prigogine, premio Nobel de Química, ha demostrado que existe una predestinación de la materia para convertirse en vida.

Santo Tomás de Aquino también reconocía la tendencia de la materia a establecerse en un estadio superior.

“Las bestias no son así bestias como uno podría pensar”, decía Moliére.

Hoy son los etólogos que están dando las grandes revelaciones. Ya Charles Darwin, dedicó uno de sus libros a las maneras de comportamiento con las cuales los animales expresan sus emociones, esto presupone que ellos tengan experiencias mentales.

Lo anterior está confirmado por un autorizado etólogo en vida, que se llama Griffen.

Mientras más conocemos a los animales, más tendremos que darnos cuenta que lo que nos diferencia es muy poco. Las experiencias de muchos ilustres etólogos, han demostrado cómo los animales toman decisiones, modifican sus comportamientos, memorizan, aprenden y se comunican con los similares. San Francisco hablaba con los pájaros. Konrad Lorenz continuó por el mismo camino. Extraordinarios son los resultados conseguidos por los primatólogos, que lograron comunicarse con los monos antropoide. Cuando la entrenadora del gorila Koko, le informó con los gestos utilizados para comunicarse con los sordomudos, la noticia de que su amigo, el gatito All Ball, había muerto, Koko se quedó durante el día con la cabeza entre las manos y no quiso comer nada en todo el día.

El filósofo Maritain, aún siendo un ferviente tomista, se escandalizaba por las ideas de los estudiantes, estos últimos decían que la mujer era: “Aliquid deficiens et occasionatum”, esencialmente un hombre no logrado. Algunas definiciones de los animales entonces, ¿no son las misma que antes se utilizaban para las mujeres?

El humanismo integral, en realidad no solamente es la relación entre Hombre-Dios, sino la relación entre Hombre-Creación-Dios. “Hombres, naturaleza y animales, están todos juntos” dijo el Papa Luciani. “Si me dijeran que para obtener algo tendría que matar a una hormiga, yo no lo haría” dijo Giovanni XXXIII.

Paolo VI, al final de un concilio, dándole la bendición a todos lo que estaban, se encorvó para ponerle una medalla a un perro que andaba con un ciego.

¿Puede existir una idea del amor misterioso que Dios tiene para los seres viventes? Él le da todo también a los ínfimos. Cada criatura es un milagro de gracia. Hay mucha distancia entre un hombre y un insecto, pero ¿cuánta es la distancia entre eso y nada?

Del amor de Dios sale el valor de toda las criaturas, su amor siempre tiene una causa y un fin divino: eso no lo puede interrumpir ni la muerte. Ciertamente nosotros no sabemos cómo; el misterio no hay quien lo toque.

Tenemos que identificar en algunas fórmulas nuestra fe. Decía Shakespeare: “hay más cosas entre la tierra y el cielo que las que sospecha tu filosofía”.

El animal es divinizado por los antiguos egipcios y los animistas africanos. Aquí, como el verbo se ha unido a la materia, ¿no se le podrá dar una definición al animal, fundada sobre la religión y la ciencia?

Giobbe llega al punto de decirle a los gusanos que lo rodean “mi madre, mis hermanas son ustedes”.

San Paolo, a lo mejor mirando las montañas griegas, dice: “La creación misma espera con impaciencia la revelación de los hijos de Dios…”

El Creador no es solamente un fondo para el ser humano, qué serían “los nuevos cielos y la nueva tierra”, sin los seres ¿qué hacen con los hombres los cielos y la tierra?

Paolo VI, le dijo a un niño que lloraba porque se le había muerto su perrito: “Si siguieras siendo un buen niño, tú vas a ver de nuevo a tu perrito en el misterio de Cristo”.

Ninguna muerte, ni la muerte de los animales, está por fuera de la muerte de Cristo.

Él se reconcilió con “las cosas que están arriba de la tierra, y también con las que están en el cielo”.

Se sabe que los profetas veían el futuro de Dios junto con su presente. El grande Ezechiele profetiza: “Para ti, hijo del Hombre, dice Dios:

Díselo a todos los pájaros del mundo y a todas las bestias selváticas:

Que se reúnan todos aquí, de todas partes arriba del sacrificio que ofrezco a vosotros, en mi mesa ustedes se saciarán.

Todos verán la justicia que yo he hecho y la mano que tengo puesta arriba de ustedes. No me esconderé sino que derramaré mi espíritu”.